El invierno se está acercando a nuestros hogares, como el lema de esa famosa casa de la exitosa serie de libros, cada día se nos recuerda esta frase. Cada vez hace mas frio, cada vez los días son más cortos, son frases que se suelen escuchar en este otoño y muchas veces terminamos con ese: “se acerca el invierno”
Pero ese invierno que se acerca para nosotros también se acerca para nuestros perros y no siempre de la mejor manera posible para ellos. Lo que queremos transmitir en este artículo no es ningún descubrimiento deslumbrante, ni ninguna explicación magistral de cómo solucionar problemas, sino simplemente un recordatorio de algo que todos sabemos y que muchas veces no tenemos en cuenta en nuestro día a día.
Los otoños e inviernos suelen ser las épocas de mayor bonanza para las empresas centradas en el comportamiento canino. Las personas suelen llamar por problemas de convivencia, comportamiento, conductas inapropiadas, malos hábitos, actitudes no deseadas… Muchas veces el técnico del comportamiento canino (o el adiestrador como se conoce comúnmente) entra en juego y busca soluciones para mejorar la calidad de vida de personas y perros pero muchas veces no se contemplan ciertos aspectos.
Después de un verano caluroso, nos hemos acostumbrado a tener a un perro tranquilo, que se pasa el día buscando un lugar fresco donde reposar y que salvo en ciertos momentos del día le apetece salir a pasear, correr, etc.
Pero en un mes eso ha cambiado. Nuestro perro tan bueno, tan tranquilo hace un par de semanas se ha convertido sin darme cuenta en un remolino que poco a poco va a más. Empiezan a aparecer cosas que hacía meses que no veías, ladra a perros por la calle, algún destrozo en casa, algún amago de pelea, niveles altos de estrés, ¿qué le está pasando a mi perro? La pregunta podemos formularla de otra manera, ¿Qué está pasando en el entorno de mi perro? O ¿Qué no estoy haciendo con mi perro?
Lo que pasa simplemente es que nuestro perro se está sintiendo cómodo. La temperatura está bajando cada semana, y poco a poco el está llegando a ese punto ideal para poder realizar el trabajo para el que fue diseñado (cazar, pastorear, guardar, cobrar, rastrear…)
Los perros se sienten comodísimos, el ambiente es propicio para poder aguantar horas trabajando, cazando, paseando, oliendo, jugando, pero muchas veces nuestro comportamiento no les acompaña en este cambio tan gradual.
Las personas sentimos el frio al contrario que los perros, nos hace necesitar más abrigo, nos hace tener menos ganas de salir, la lluvia reduce nuestros paseos a ridículas salidas a la esquina de mi edificio, el cambio de hora hace que todo esté muy oscuro y saquemos a mi perro antes y cada vez menos tiempo porque esa oscuridad me indica que mi día se acaba.
Y mi perro sigue subiendo, esos labradores, goldens o pastores alemanes que estaban casi en hibernación desde junio, que apenas podían dar cuatro pasos sin tener la lengua fuera se van convirtiendo en maquinas capaces de aguantar horas andando. Los podencos o bodegueros que durante el verano se seguían mostrando activos nos miran como diciendo: soy capaz de aguantar veinticuatro horas al día corriendo, y lo son. Ese cachorrito que empezó el verano con cuatro meses y que era un peluche poco a poco se ha convertido en un adolescente de ocho meses que la adolescencia y el clima convierten en una pesadilla. Ese beagle tan bonito que solo bajaba lo justo en agosto es capaz de pegar la nariz al suelo y no levantarla hasta pasado mañana. Y así podríamos seguir con casi cualquier ejemplo de raza o perro.
Y a todos esos ejemplos los seguirá siempre la cara del dueño, enfadado, serio, sufriendo, pensando que qué invierno le espera, y es que compañero, “se acerca el invierno”. Y como en ese mundo ficticio de Poniente, y no hace tantos años mundos muchos más cercanos, las personas debemos prepararnos para lo que se nos viene encima.
Y lo que se viene encima es la mejor época para disfrutar de tu perro. El momento en el que el ambiente le permite ser lo que es, en que su cuerpo y su cerebro le permiten estar a tope para hacer y aprender cosas contigo. Esa temporada ideal en el que el calor no participa en nuestra relación, en que puedo dar paseos enormes porque mi perro no se viene abajo ni se va tumbando en cada sombra, en el que puedo salir y hacer algún deporte con mi perro, sin tener que esperar a las doce de la noche como hace un par de meses…
Por estos motivos debemos prepararnos para hacer cosas con mi perro. ¿Qué anochece prontísimo? pues el momento ideal para pasear por la ciudad y dar grandes vueltas a los barrios que nos rodean, llevando a nuestro perro a parques y calles que antes nunca ha visto. ¿Qué llueve? Pues el momento ideal para practicar juegos de olfato en la cochera de mi edificio o para enseñar habilidades en mi salón, y así dar al perro esa estimulación necesaria dándole vueltas a su cerebro en lugar de en el parque con la pelota. ¿Qué hace mucho frio? Pues abrígate bien y empieza a caminar que veras como cada paso el frio se reduce, como tu estado emocional cambia y sobre todo mira como tu perro disfruta. Cambia el sentarte en el banco del parque con los amigos de los perros por pasear, no dejes de pasear, así estarás calentito, harás el ejercicio más sano para cualquier persona y ayudaras a tu perro previniendo problemas de comportamiento de la manera más sana y sobre todo dándole lo que necesita, tiempo, paseos y tu compañía.
Hoy en día hay multitud de sitios y empresas destinadas a hacer cosas con los perros, y en esta estación es el momento ideal para comenzar a hacer actividades con él. Agility, mantrailing, canicross, disc dog, habilidades caninas, OCI… cualquier deporte o actividad en tu compañía y que ayude a estimular su cabeza y a hacer cosas con su cuerpo hará ganar esa calidad de vida a perro y dueño que hablábamos antes. Porque muchas veces esos adiestradores, o esos compañeros del parque intenta solucionar el problema que nos ha surgido en nuestro perro sin tener en cuenta que “se acerca el invierno”.
Así que aprende a disfrutar de este tiempo, es un momento ideal para nuestros perros y nuestro consejo es que es siempre acompañes a tu perro, y si es el momento ideal para que el disfrute, se su compañero en esa diversión, será la mejor manera de evitar problemas, la mejor manera de que tu perro siempre esté contigo y sea obediente, y sobre todo la mejor manera de hacer real la razón por la que elegiste tener perro, hacer cosas con él y disfrutar de su compañía.
Mucho ánimo, y sin darnos cuenta estos vientos de invierno darán lugar a un sueño de primavera.